juan luis arsuaga ferreras

Laudatio

Excmo. y Mgfco. Sr. Rector.

Excmas. e Ilmas. Autoridades.

Claustrales de esta Universidad.

Sras. y Sres.

Este año la Universitat Politècnica de València figura entre las cien mejores universidades del mundo con menos de 50 años de antigüedad, según el ranquin Times Higher Education 100 Under 50 (THE 100 Under 50), siendo la primera de las politécnicas españolas. En tan solo unas décadas, desde que en 1971 accedió a la condición de Universidad, la Universitat Politècnica de València ha conseguido el lugar de prestigio que hoy ocupa entre las universidades jóvenes a muy alto precio de dedicación, investigación e innovación.

Consciente de ello y de que el grado de Doctor Honoris Causa es el máximo galardón que esta Universidad puede conferir, quiero agradecer a su Consejo de Gobierno el privilegio que para mí representa apadrinar en este solemne acto académico al Sr. D. Juan Luis Arsuaga Ferreras como nuevo Doctor Honoris Causa, honrándonos con su incorporación al Claustro de Profesores, a propuesta de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Geodésica, Cartográfica y Topográfica.

La Ingeniería Cartográfica de esta Universidad se ha esforzado en asentarse en este entorno académico nacional e internacional en el que se ubica, y tal vez lo haya logrado. Recientemente se han cumplido los primeros veinte años de esta Escuela y hemos tenido el honor de ser escuchados para conmemorar tan importante efeméride con la ampliación del brillante listado que sigue al inmortal músico saguntino, con un nuevo nombre: Juan Luis Arsuaga Ferreras, erudito pensador de curiosidad renacentista, biólogo, paleontólogo, paleoantropólogo y cartógrafo de la evolución humana.

Supone una gran satisfacción ser el encargado de exponer los méritos de una personalidad científica excepcional en el Solemne Acto de su Investidura como Doctor Honoris Causa, tarea harto difícil para realizarla de forma necesariamente sucinta ante el admirable y amplio currículum del profesor Arsuaga.

Juan Luis Arsuaga Ferreras es actualmente Director del Centro de Evolución y Comportamiento Humanos (Universidad Complutense de Madrid–Instituto de Salud Carlos III) y Catedrático de Paleontología en el Departamento de Paleontología de la Facultad de Ciencias Geológicas de la Universidad Complutense de Madrid.

En 1976 contactó con el profesor Emiliano Aguirre Enríquez, que en 1978 formó el primer equipo de investigación de la sierra burgalesa con el objetivo de estudiar fósiles para su tesis doctoral. Desde 1982, bajo la dirección de Emiliano Aguirre, Juan Luis Arsuaga es miembro del Equipo de Investigaciones de los Yacimientos Pleistocenos de la Sierra de Atapuerca. A partir de 1991 es codirector de este equipo junto con José María Bermúdez de Castro y Eudald Carbonell Rour. También es codirector de las excavaciones, entre otras, de Cueva del Conde (Asturias) y de Pinilla del Valle (Madrid).

Destacar que el Equipo de Atapuerca fue galardonado con el premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica de 1997.

Es autor de más de 80 publicaciones en revistas científicas incluidas en el Journal of Citation Reports (JCR), como Nature, Science y PNAS, y de 26 libros de ensayo y divulgación científica.

Juan Luis Arsuaga es premio Castilla y León de Ciencias Sociales y Humanidades de 1997; premio Geógrafo Nacional del Año 2002 de la Sociedad Geográfica Española; premio Ciudad de Alcalá (Ciudad Patrimonio Mundial) 2003; premio Antonio de Sancha 2008 de la Asociación de Editores de Madrid, por su defensa de la cultura por medio de la divulgación científica; premio COSCE a la Difusión de la Ciencia 2012, galardón otorgado por la Confederación de Sociedades Científicas de España (COSCE); Doctor Honoris Causa en 2010 por la Universidad de Burgos.

El profesor Arsuaga es miembro de diversas instituciones entre las que destacan la National Academy of Sciences de Estados Unidos, Museo del Hombre de París, el Comité Científico Internacional del Museo de Antropología Prehistórica de Mónaco, el Comité Directivo de la Asociación Internacional para el Estudio de la Paleontología Humana y la Real Academia de Doctores de España. Asimismo es Vicepresidente de la Fundación Atapuerca y de la Comisión de Paleontología Humana y Paleoecología de la INQUA (International Union for Quaternary Research), y ha sido conferenciante en las universidades de Harvard, Berkeley, Nueva York, Londres, Cambridge, Zúrich, Roma, Arizona, Filadelfia y Tel Aviv, entre otras.

Quisiera destacar al menos tres singularidades del extraordinario currículum de Arsuaga. Sin dudarlo la primera es Atapuerca, que constituye gran parte de su desarrollo personal y científico. Esta sierra alberga una inimaginable concentración de fósiles humanos e historia natural que llega hasta nuestros días: es la isla del tesoro en un inmenso mar. Desde que la razón humana creó el tiempo y tuvo conciencia del entorno en que habitaba y se desarrollaba, se empeñó con ahínco en representarlo, aprehenderlo y entenderlo. Así es la relación de Juan Luis Arsuaga con Atapuerca. Por ello, Arsuaga es un cartógrafo de la evolución humana en su sentido temático más amplio. Su contribución al mapa de la evolución humana cuando en 1992 se hallaron cráneos muy completos en la Sima de los Huesos y dos años después el hallazgo del Homo antecesor, ha supuesto una revolución histórica en la comunidad científica internacional. Estos hallazgos representan un hito, al igual que sucedió en el siglo XVI con el encuentro del Nuevo Mundo que revolucionó la concepción de la Cartografía, dejando atrás los mapas portulanos.

La segunda singularidad es la de ser un erudito pensador de curiosidad renacentista, por sus muchos logros y talentos. Arsuaga es una persona “educada” ya que ejerce su capacidad “crítica” en un amplio abanico de áreas de conocimiento científico, tal y como lo describe Aristóteles en su tratado Sobre las partes de los animales de forma sencilla y profunda: “Toda ciencia sistemática, tanto las más humildes como las más notables, parece admitir dos tipos diferentes de competencia: uno que podemos llamar propiamente conocimiento científico de la materia, mientras que el otro es una especie de conjunto de nociones básicas del tema. Un hombre educado debería ser capaz de formarse un juicio inmediato y correcto sobre lo bueno o malo del método empleado por un profesor en su exposición. Ser un hombre educado quiere decir, de hecho, ser capaz de hacer precisamente eso”. Ya desde sus inicios como investigador cuando Juan Luis Arsuaga acometió su tesis doctoral de paleontología advirtió la necesidad de la ciencia estadística y de la ciencia informática para la investigación paleontológica. Y así fue, estudió más de 500 pelvis humanas modernas con tesón mediante análisis multivariante empleando un ordenador con tarjetas perforadas. Distanciada en el tiempo, una pequeña y significativa muestra más, percibió la conveniencia de la aportación que supone para el entendimiento integral de la Sierra el empleo de las últimas técnicas geodésicas y cartográficas para entender y explicar el sistema que representa los yacimientos de Atapuerca (sus elementos e interacciones entre ellos), incorporando investigadores del Departamento de Ingeniería Cartográfica, Geodesia y Fotogrametría de esta Universidad. Pues bien, durante estos estudios de campo cuando salíamos de la cueva de Estatuas nos resguardábamos del sol burgalés a la sombra de las encinas, y con asombrosa sencillez y maestría nos transportaba con su relato desde cientos de miles de años hasta nuestros días, explicando cómo los cambios naturales en el medio y en el clima han condicionado la presencia humana en Atapuerca. ¡Qué caudal de conocimientos tan extraordinario recibimos! Cada vez que lo recuerdo, no puedo dejar de establecer una analogía con el célebre mito de la caverna que Platón describió en su obra La República junto con la instrucción que impartía en la Academia, aunque sin olivar.

En cuanto a la tercera singularidad, se trata de su notable capacidad de divulgación de los resultados fruto de sus hallazgos, más allá del alcance de sus artículos en las revistas científicas internacionales o de sus numerosas intervenciones como ponente en congresos científicos. Este afán de compartir y hacer llegar los resultados y las conclusiones de sus investigaciones a un auditorio cada vez más amplio, lo explicó Juan Luis en una entrevista: “... Nuestros lectores nos preguntan: ¿tendré que ser un experto para entenderlo? No, los expertos ya somos nosotros. Ellos tienen que ser lectores simplemente. Nosotros sabemos de esto y vamos a hacerlo inteligible. Esto no es tan complicado, pero la mayor parte de los científicos utiliza una jerga que hace su lenguaje difícil de entender y que les sirve de escudo”. Con maestría, Arsuaga ha convertido su estilo directo, sin soslayar el rigor científico, en una herramienta atractiva para la difusión científica que seduce a todo tipo de público, es el “chamán” de nuestros tiempos que, sin pintar en las paredes, con el dominio de las palabras y el conocimiento de nuestra evolución como especie humana, nos hace viajar en el tiempo y en el espacio. Este afán de querer contar la mejor historia nunca antes escuchada ha supuesto en ocasiones emprender maridajes de lo más diverso, como el documental Rodando en Atapuerca, producido por el gran Javier Trueba entre 1990 y 1996, galardonado con numerosos y prestigiosos premios como documento cinematográfico científico, o el más reciente, el libro publicado en 2010 Elemental queridos humanos. Vida y andanzas del ingenioso planeta Tierra, con ilustraciones del genial Antonio Fraguas “Forges”.

Señor doctor Juan Luis Arsuaga: Muchas gracias por haber aceptado nuestro homenaje. Los miembros de esta Universidad te felicitamos y nos felicitamos, sintiéndonos orgullosos de poder contar con tan excepcional compañero en el Claustro Universitario.

Así pues, considerados y expuestos todos estos hechos, dignísimas autoridades y claustrales, solicito con toda consideración, y encarecidamente ruego que se otorgue y confiera al Sr. D. Juan Luis Arsuaga Ferreras, el supremo grado de Doctor Honoris Causa por la Universitat Politècnica de València.  

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