josé calavera ruiz

Discurso de José Calavera Ruiz

Doctor honoris causa UPV

Aventura técnica, pero aventura al fin, es dando a tal palabra su acepción de empresa de riesgo incierto. He elegido, dentro del campo de nuestras profesiones, un tema que como a mi me parece apasionante, tiendo a creer que se lo ha de parecer a todo el mundo. Este tema es el de las Torres, entendiendo por torres tanto las que lo son en sentido tradicional como los edificios de gran altura y algunas nuevas construcciones que luego veremos.

Este tipo de construcción es el resultado de un esfuerzo titánico del hombre por alcanzar mayores alturas, esfuerzo tan viejo como el hombre mismo, pleno de fracasos estrepitosos y de éxitos brillantes a los que nuestras profesiones han contribuido de forma medular.

Si se piensa en los problemas que la construcción de una torre representa y en la ignorancia que hasta hace muy poco se tenía de todo lo referente a la evaluación racional de las acciones de viento y sismo, del propio cálculo estructural y de los problemas geotécnicos que la cimentación de torres presenta, se aprecia mejor cuanto de intuición, de valor y de experiencia ha empleado el hombre en el desarrollo de las torres.

El hombre ha hecho torres por los motivos más diversos como iremos viendo. Al correr de los tiempos estos motivos han sido la religión, la guerra, la ciencia, la vivienda, la técnica, la industria, etc., sin olvidar la vanidad, presente en el trasfondo de muchas de estas construcciones.

La de Babel fue un acicate obsesionante según recuerda el cuadro de Brueghel . Observaremos la increíble belleza de las que rodean la Mezquita Azul en Estambul, que gracias a su largo y sabio período de oscilación han sobrevivido a los terremotos, o el encanto de la Torre de Pisa que nos trae el recuerdo de Galileo que desde ella arrojó sus pesos y en la Catedral contigua se distrajo probablemente alguna vez en misa viendo oscilar pendularmente las lámparas

El desarrollo de la técnica de las plataformas de hormigón es uno de los mayores éxitos del hormigón en nuestros días, tanto desde el punto de vista del proyecto, como de los materiales y la ejecución.

Hemos mencionado anteriormente los numerosos fracasos ocurridos en antiguas torres, por falta de base técnica para su proyecto. Sin embargo, todavía en los momentos actuales ocurren accidentes. En agosto de 1991 se rompió y hundió la Plataforma Sleipner A, enfrente de Stavanger (Noruega), originando oscilaciones que el Observatorio de Bergen recibió como un terremoto de grado 3 en la escala de Ritcher. El coste del siniestro superará probablemente los 50.000 millones de pesetas.

Y por último pasemos a esas torres que son los edificios de gran altura. La figura 21 resume su evolución. De nuevo este es un buen ejemplo de como al desarrollo teórico sigue la realización práctica y de que poco puede la práctica sin la base teórica. Piénsese que la máxima altura en 10.000 años apenas alcanzó los 150 m, y se ha multiplicado por cuatro en ochenta años.

Curiosamente el término "Edificio alto" tiene una definición formal. La Asociación Internacional de Edificios de Gran Altura, clasifica como tal a la que alcanza 10 plantas, en recuerdo del primer edificio alto construído en Chicago en 1890 y hoy demolido, que tenía ese número de plantas. La figura 22 muestra una litografía de la época.

La figura 23 contiene las siluetas de los rascacielos más destacados. La 24 es el viejo Empire State con 101 plantas, cuya audacia quizá sea mejor valorada si se piensa que el año en que se terminó (1930), publicó Hardy Cross su método de cálculo de entramados hiperestáticos.

La 25 corresponde al Hotel Westin Bonaventure de Los Ángeles y las 26 y 27 a las torres del Trade World Center de Nueva York con 110 plantas.

La 28 corresponde a las Torres de "Marina City" en Chicago y la 29 al South Wacker Tower también en Chicago, de 79 plantas, récord del mundo en hormigón, con resistencia de 830 kp/cm2. La 30 corresponde a las Torres gemelas inclinadas de Puerta Europa en Madrid, con 25 plantas, no importantes por su altura, pero sí por su complejidad estructural.

Las figuras 31 y 32 son del Edificio Sears en Chicago, también con 110 plantas pero con más altura que las torres gemelas de Nueva York (442 m), récord actual del mundo en edificios. Con esto termina nuestra aventura, bien emocionante por cierto, y no acabada. La técnica permite alcanzar hoy alturas mucho mayores en cualquiera de los tipos de torre que hemos contemplado y si no se ha hecho es porque no ha surgido todavía la necesidad.

Ni puedo ni debo olvidar que me estoy dirigiendo a estudiantes y por lo tanto a futuros profesionales, y quiero dejar aquí una consideración final. Hay algo en común en todo lo que hemos visto; que las obras valiosas son siempre realizadas por personas que, sea cual sea su capacidad, viven su profesión de una forma apasionada, que viven intensamente la aventura de construir. Siempre con una profesión se puede hacer tres cosas: Explotarla, Ejercerla o Profesarla. Lo importante es atreverse a profesar la profesión.

Hay una vieja anécdota de un hombre que va por un camino y ve al margen a tres obreros trabajando piedra y les pregunta: "¿Qué hacéis?" Uno contesta: "Me gano la vida". Otro: "Estoy partiendo piedra". El tercero dice: "Construyo una catedral". El tercero profesaba su profesión.

De nuevo Sr. Rector, y miembros de la Universidad, muchas gracias por el honor que me han hecho y muchas gracias a todos ustedes por su atención.

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